Nuestra Historia

Recuerdos de veranos interminables, de risas compartidas entre primos y hermanos, de luminosas mañanas en el campo familiar, donde los olivos nos acompañaban en cada aventura. Allí, en ese entorno idílico, así como en una “molina” de Fuente Obejuna, entre juegos y risas, descubrimos el irresistible aroma del aceite recién prensado. Nos fascinaba observar los capachos, utilizados en el prensado en frío de las aceitunas, y disfrutábamos de un poco de ese “zumo de oliva”, como lo llamábamos, en nuestros desayunos y meriendas. ¿Quién puede olvidar el delicioso pan con aceite? Y para los más golosos, una pizca de azúcar sobre el aceite y el pan siempre era una tentación irresistible.

En aquellos veranos, el tiempo se medía en risas y atardeceres. No sabíamos entonces que esos días marcarían nuestras vidas de una manera tan profunda, y que un día, muchos años después, nos llevarían a embarcarnos en una nueva aventura: crear algo que capturara la esencia de esos momentos. Así nació «Cuarentaiseis Cromosomas».

¿Por qué este nombre? Porque, al igual que el ser humano, el olivo posee cuarenta y seis cromosomas. Este vínculo natural, casi poético, nos invita a cuidar y respetar este árbol milenario como si fuera un hermano o un primo. No es de extrañar que los antiguos griegos lo consideraran el árbol de la vida, una fuente inagotable de salud y bienestar. Y aunque podríamos hablar extensamente sobre los innumerables beneficios del aceite de oliva, preferimos que el aroma y el sabor de nuestro producto hablen por sí mismos.

Permíteme decirte, eso sí, que nuestro aceite de oliva virgen extra es de cosecha temprana elaborado con la variedad picual. Las aceitunas han sido seleccionadas y cosechadas en Jaén con el máximo cuidado y cariño que este proyecto merece. «Cuarentaiseis Cromosomas» no es simplemente un producto; es el resultado de un viaje emocional, una forma de honrar nuestra infancia, nuestra familia y nuestras raíces.